23 diciembre 2016

Plaza de Ramales

   Otra de las plazas de Madrid con nombre de batalla. Aunque esta plaza se debería llamar Plaza de los Palacetes, hay dos en el breve espacio que ocupa este lugar, más conocido por ser el lugar donde se supone está o mejor dicho, estuvo, enterrado Velázquez, restos que nunca se encontraron. En este país ya se sabe cuáles son los únicos muertos que importan.

  Como he mencionado los palacetes en esta entrada y en un post anterior mencioné a la nobleza, ahora me viene a la memoria la historia de un amigo que siempre me estaba contando que era Marqués y Conde, no sé exactamente de qué o de dónde, porque aunque me lo dijo infinidad de veces, nunca conseguí recordarlo. 

  Los títulos le venían de su tatarabuela, mujer activa, decidida y valiente, y que siendo hija única y heredera de los títulos nobiliarios que poseía su familia, no se le ocurrió otra cosa, que fugarse y casarse con su verdadero amor, un sastre sin ningún vínculo con la nobleza, renunciando así a títulos, tierras y prebendas. Sus más ofendidos que disgustados padres, inmediatamente al conocer la noticia la desheredaron y la impidieron volver a pisar sus tierras. Su tatarabuela, al cabo de muchos años, murió feliz, enamorada y plebeya.

  Yo nunca creí esta historia hasta el día en que mi amigo recibió una carta del Ministerio de Justicia con el membrete de la Casa Real, informándole de que si en el plazo de seis meses no reclamaba los títulos que por ley le correspondían, estos serían adjudicados a otra persona merecedora de tal distinción. Mi amigo rápidamente fue a informarse del procedimiento para recuperar dichos títulos, procedimiento que era bien sencillo, previa acreditación de su identidad y el abono de la insignificante suma de medio millón euros, los títulos, que no rentas, ni tierras, ni ningún bien material porque habían dejado de existir, serían restituidos a su titular.

  La novia de mi amigo, que mantenía a su vez oculta la relación con él, por temor a que sus aburguesados padres no lo aceptaran, insistió a mi amigo para que recuperara los títulos tuvieran el coste que tuvieran.

  Mi amigo, que decía estar tremendamente enamorado y siendo fontanero de profesión, se fue a trabajar a Kuwait, como jefe de mantenimiento en una concesión que tenía en esa zona el Canal de Isabel II, a razón de trabajar 14 horas diarias y cobrar 8 mil dólares USA al mes. Al quinto mes en su nueva ocupación, pidió 15 días de vacaciones, a cuenta de años venideros, y regresó a Madrid. En esos 15 días solicitó un préstamo al banco, pagó las tasas correspondientes para recuperar sus títulos, su novia le presentó a sus burgueses padres, se casaron y se volvió a Kuwait, donde, según los cálculos que hicieron, todavía tenía que estar 9 años más por allí.

  De esto hace ya tres años, yo ya no he vuelto a ver a mi amigo y me consta que su mujer de momento tampoco.

Nota: Creo que esta es una historia de amor muy bonita y muy propia de estas fechas. La historia de la tatarabuela de mi amigo, claro.

20 diciembre 2016

Templo de Debod

   Viendo el templo, se diría que los dioses, celebridades o a quiénes fuera que estuviera dirigido este templo, hace más de dos mil años, no deberían de ser muy importantes, imagino que ese sería uno de los motivos por el que los administradores de la región de Nubia pensaron en mandarlo a Madrid como regalo. En cualquier caso, en este privilegiado emplazamiento de la capital, siempre es mejor tener un templo que no un cuartel.
  
    Hablando de Nubia, iba a contarles aquí una historia, pero como tengo otro relato “El Origen” en otro blog, en el que la zona es protagonista, les remito allí.

  Darse un paseo por este lugar es muy recomendable, y tomarse unas cervezas en cualquiera de las terrazas que hay por allí y delimitan el Parque del Oeste, más aun.


07 diciembre 2016

Plaza de la Paja

Plaza de la Paja
  Ahora mismo no se me ocurre ningún relato que contarles, real o ficticio, sobre esta plaza, pero si quieren que alguien les cuente alguna historia sobre ella, mejor diríjanse a la nobleza, ya que en esta zona hay ubicados algunos de los palacios más antiguos de Madrid y por allí hacían sus correrías desde los Reyes Católicos hasta... 

  Si no, imagínense ustedes las historias que mejor les vengan, ya que paseando por los alrededores seguro que les da para ello.

  Yo, para no dejar este post triste de letra y contenido, les indicaré, para quién no lo sepa, dónde se ubica. Se encuentra, por supuesto, en el Madrid de los Austrias, distrito de Latina, al lado de la calle Segovia y atravesada por la Costanilla de San Andrés.
  
  También les dejo algunas fotos de lo que se puede visitar desde esta plaza sin dar muchos pasos. Tómense la visita con calma, hay espacios suficientes para recuperar alma, cuerpo y mente, afortunadamente más de ellos dedicados al cuerpo y la mente.


Palacio de Anglona


Jardín del palacio de Anglona




Torre de San Pedro el Viejo
  Por cierto, existen varias teorías sobre de donde proviene el nombre de esta plaza, eso sí, como no podía ser de otra manera, todas tienen en común que siempre aparece la paja de por medio. La primera lleva a pensar, que al ser esta plaza el mercado más importante de la ciudad hasta el siglo XV y siendo los cereales y con ellos la paja, productos muy abundantes por entonces y principales estrellas del mencionado mercado, decidieron decantarse por este nombre. La abundancia nos lleva al segundo supuesto, que no es otro, que debido a no estar asfaltada la plaza, en épocas de lluvia se cubría totalmente con paja, precisamente por su abundancia, para evitar que esta se llenara de barro. Y el tercero, y seguramente el más factible, es que la paja era el “impuesto” que tenían que pagar los ciudadanos, para que capellanes, y diverso personal de la Capilla del Obispo, allí situada, alimentaran a sus mulas.

Plaza de los Carros
Travesía del Nuncio




09 noviembre 2016

El Viaducto

   Qué les voy a contar a ustedes que no sepan ya sobre el Viaducto. Ese Viaducto que tiene Madrid, que por arriba soporta la calle Bailen y por abajo lo atraviesa la calle Segovia. Así que creo, que lo mejor que puedo hacer en este post, es mostrarles este par fotografías y contarles lo que me sucedió allí un día, del que no recuerdo el número, ni el mes al que pertenecía y ni siquiera el año en que se encontraba.

   Sólo recuerdo que era media mañana, el día era claro y caluroso, muy caluroso, de esos días en que el asfalto desprende una especie de neblina, que te hace pensar…, que te hace pensar que tanto el calor como el frío, están hechos para los ricos, para los muy ricos.

  Yo, agobiado por mis circunstancias, y pensativo en mi condición de no muy rico, ni siquiera rico, ni medio rico, cruzaba andando el viaducto dirección Puerta de Toledo. A pocos pasos, frente a mí, surgió una figura de mujer. Una aparición esbelta y cegadora. Nuestras miradas se encontraron y al cabo de unos segundos, me dijo:

-Recuerda que te conozco y que sé dónde vives-.

  Rápidamente giré la cabeza hacia la sofocante neblina y aceleré el paso. Pensando sobre el encuentro, decidí que la frase era muy teatral, además creí haberla escuchado en más de una película, por lo que intenté no darle más importancia y seguir caminando, casi corriendo.

    A unos prudentes 25 metros, volví la vista atrás para ver si la figura seguía por allí, pero ella ya no estaba. Instintivamente miré hacia abajo del viaducto, por si la chalada esa había decidido saltar desde él y poner fin a sus días, cosa muy frecuente, por otra parte, hace unos años en ese lugar, dejándome a mí con la dichosa frase en mi mente para que me atormentase durante una temporada, haciéndome parecer el culpable de todos sus males.

  Miré a ambos lados del viaducto y, afortunadamente, nada parecía indicar que por allí había saltado alguien.

Una parte menos conocida del viaducto
  Sofocado y nervioso, por el calor y el encuentro, nada más cruzar el viaducto busqué el fresco que proporcionan las calles angostas dirección Plaza de la Cebada. Ya en la plaza entré en el mercado, sí, antes había allí un gran mercado de abastos tradicional, el Mercado de la Cebada, ahora hay algo, pero no es un mercado y no sé exactamente muy bien como definir qué es lo hay allí.

  En el mercado se estaba fresquito, aproveché para despejarme un poco y comprar un par de botellas de Barbadillo, unas gambas, unas quisquillas y un par de nécoras. Así, le daba una sorpresa a mi chica y me olvidaba del incidente mañanero. Antes de coger el metro en Latina para ir a casa, me tomé una cerveza bien fría en La Bobia, cuando La Bobia era La Bobia, ahora se llama igual pero ya no es lo mismo.

 Cuando llegué a casa y abrí la puerta, la figura esbelta y cegadora, estaba nuevamente frente a mí, me miró con sus preciosos ojos azules y me dijo:

      -Creo que estás mal, no sé si mal o muy mal, pero necesitas salir de Madrid unos días, nos tomamos el vino y las gambas y nos vamos-. 

29 octubre 2016

Congreso de los Diputados

   El Congreso de los Diputados está situado en la Carrera de San Jerónimo, muy cerca de la Puerta del Sol y al lado de la Plaza de Cánovas del Castillo, donde está ubicada la fuente de Neptuno.

   No voy a hablar sobre el Congreso, ni sobre la calle, ni la plaza, ni de Neptuno, claro. Lo que sí quiero contar, es que cada vez que paso por este lugar, donde teóricamente se sientan las personas que dirigen este país y se supone, velan por nuestros intereses, me viene a la memoria una anécdota, que me ocurrió hace unos años intentando hacer una gestión en una conocida entidad bancaria.
   
   Sentado frente a mi interlocutor, empleado de dicha entidad, este recibió una llamada de teléfono a la que por supuesto contestó. Yo, evidentemente, sólo pude oír una de las partes de la conversación, que relataré aquí y ahora tan fielmente como mi memoria me lo permita, pero más o menos fue así:

      -¿Si dígame? Contestó Carlos (el empleado de la entidad bancaria que me estaba atendiendo)

      -Hola Javier (persona al otro lado de la línea telefónica y del que no pude oír su parte de la conversación)

   El resto del relato sólo pertenece a lo que Carlos habló, al único que podía escuchar

    -¿Cómo estás?----------- Perdona pero ahora no te puedo atender ¿Te puedo llamar en dos minutos?

   En este punto, pensé que era de agradecer que fuese a posponer la llamada telefónica y dedicar toda su atención a mí, atención, por otra parte y debido a sus palabras, sólo duraría 2 minutos, tendría que esforzarme en explicar lo que necesitaba de él, en tan breve espacio de tiempo, y obtener una respuesta satisfactoria de su parte. Pero la cosa no resultó así, ya me hubiera gustado a mí contar siquiera con esos dos minutos.

   Carlos continuó hablando
     
     -Sí ya sé que estás muy liado, por eso no te llamé el otro día ----------- Sí, jaja ----------- Sí, no te preocupes, en dos, tres minutos te llamo, que ahora me pillas con un cliente --------- Sí, todos bien ¿Y tu mujer y los chicos? --------- Ya, es que el fin de semana pasado no estuvimos por allí, entre unas cosas y otras hace por lo menos un par de semanas que no juego al golf ----------- Sí tenemos que vernos.------------- De todas formas todavía no he podido mirar lo tuyo, creo que lo podremos hacer,  pero luego hablamos --------------  Vale, pero dile a Carmen que esta noche la llamará Elvira para quedar un día a cenar --------- Sí, jaja, los cuatro solos, sin los chicos, que luego se ponen muy pesados --------- Si hombre, les dejamos mi casa para que se hagan una fiesta, no te jode ---------Ya, la otra noche, que les dejamos solos, invitaron a unos amigos y tuvo que venir la Policía Municipal porque un vecino llamó por el escándalo que estaban montando, ya ves tú que escándalo pueden montar unos chavales de 14 años --------- Sí, un vecino que es un gilipollas, nunca ha debido ser joven, además, si los jóvenes de ahora son unos sosos, se pasan todo el día con el iphone y no tocan ni una teta ----------- Sí, jaja, no como nosotros que éramos unos fieras ----------- Sí, tenemos que llamar a Alex y hacernos una escapada --- ----------Sí, jaja, claro, esta sin mujeres, jaja --------------Sí, jaja, venga, luego hablamos que ahora estoy muy liado ------------Sí, jaja, un abrazo campeón, ahora te llamo y hablamos tranquilamente.

   Colgó, me miró, y dijo: - Disculpe, una llamada importante que tenía que atender ¿Qué es lo que me estaba diciendo?

14 septiembre 2016

Under Construction

  Under Construction no es un lugar concreto de Madrid, pero sin embargo, es un sitio bien conocido y sufrido por todos los madrileños.

 Under Construction puede aparecer de repente en cualquier esquina, en cualquier calle o plaza, puede aparecer en un breve espacio de tiempo o bien puede perpetuarse a lo largo de los días.

  La primera foto está tomada en la Plaza de Canalejas, ayer, ubicación de las sedes centrales de las primeras firmas del sector bancario, mañana, sede de hoteles, centros comerciales y viviendas de lujo, que en este país es lo que prima. En este país, es muy raro que se priorice construir industria, innovación, educación o cultura. 

  En la segunda foto vemos parte del edificio España desde la Plaza de Ramales, este emblemático edificio lleva años cerrado, y bajo la denominación pre-under construction, edificio que tiene sus entrañas vacías, vacías hasta de querer o saber hacer algo con ellas, esperemos que un buen día nos sorprendan…

  Volviendo a Canalejas, la historia de este hombre y de su asesinato, ocurrido en 1912, podría representar muy bien quién somos y a dónde vamos. Canalejas, político de comienzo republicano para luego volverse liberal y jefe del Gobierno en el momento de su asesinato, intentó introducir algunos cambios dentro de la estructura política y social española, entre otros, democratizar el ejército, modernizar sociedad, clero y monarquía, unir, según intereses, a conservadores y progresistas para fines comunes, pero al final no consiguió nada, miento, consiguió dos cosas, la primera que todos se pusieran en su contra y la segunda, que le pegaran un tiro mientras observaba el escaparate de una librería. ¡Una librería! Los dirigentes actuales ya lo dejan muy claro, la cultura es mala, muy mala.

  Respecto a su asesinato y su asesino, Manuel Pardiñas, la historia toma tintes surrealistas, pero de consecuencias un tanto dramáticas. No se conoce muy bien los motivos del anarquista Pardiñas para asesinar a Canalejas, incluso algunos dicen que no era su principal objetivo, que, rizando el rizo, estaba por la zona para atentar contra Alfonso XIII, pero debió reconocer a Canalejas que andaba solo por allí y cambió de objetivo, en fin…  visión e interés, a la española, por aclarar los hechos. El caso es que ese asesinato, entre algunas medidas más, trajo consigo la creación de la nefasta y temida posteriormente, Dirección General de Seguridad, para mayor gloria del régimen.

29 junio 2016

Plaza de Callao

  Después de poco más de dos meses me decido a publicar una nueva entrada en este blog, y he elegido esta plaza, ubicada a pocos metros de la puerta del sol y en plena Gran Vía, por un motivo bien definido, protestar.

  Curioso el nombre de esta plaza para los tiempos que corren. Aunque la Plaza de Callao debe el nombre a una batalla, de resultado incierto, nada de extrañar participando los españoles en ella, a mi me gusta usar más el nombre por el participio castizado del verbo al que pertenece. Callaos, aparte de asombraos, indignaos, cabreaos y cualquier calificativo más que se nos ocurra, deberíamos estar después de haber visto el resultado electoral del 26J.

  Como si todo fuera eterno, nosotros vamos dejando pasar oportunidades, una tras otra, mientras, el gobierno, en funciones o no, mete la mano, te hunde en la miseria, salva Banco y bancada, especula y conspira. ¿Y tú? ¿Qué haces? Ir a la “Plaza del Callao”, de las más transitadas de Madrid.

  La gaviota te vigila, la gaviota es nuestra vida (parafraseando, con matices, a Topo), a misa, al fútbol, a casa y al “sobre”, sobre sólo para patriotas con cuenta en… en cualquier sitio menos aquí. Enhorabuena a los premiados.
  
  Callaos, de pie y al sol,  así es como nos quieren, si nos quisieran sentados, a la sombra y hablando, hubieran puesto algún banco, algún árbol y no hubieran aprobado la ley mordaza, pero qué más da, nosotros, cobardes y sumisos acatamos lo impuesto, no sea que nos hagan hablar y ya no sepamos cómo  hacerlo.

26 abril 2016

Canal de Isabel II

  Parece que la cosa va de Isabeles, mejor dicho, de la misma Isabel, últimamente en este blog, pero les aseguro que es mera casualidad y de que nuevamente no hablaré de ella, sino que aprovechando esta foto contaré una brevísima historia relacionada con el deseo,  la ambición y la necesidad.
  
  Hablar de la historia del Canal de Isabel II, entidad encargada del suministro y la calidad del agua, no sólo de la ciudad de Madrid, sino de toda la Comunidad, no tiene mucho sentido en este blog, ya que existen otros muchos donde conocer su historia y su gestión, e incluso su Fundación. Y hablar de Cleopatra, que por casualidad su nombre sale en la fotografía, tiene mucho menos sentido, pero sí intentaré hacer un mix que resulte lo más curiosos posible.

  En un lugar en medio de una tierra quemada y en 100 km a la redonda, el único que disponía de un pozo, con agua clara y abundante era yo. Todos los habitantes de aquel lugar querían comprarme aquel pozo, unos con buenas artes, otros con no tan buenas, pero yo siempre me negaba y simplemente compartía la vida y el agua de mi pozo. A cambio, ellos me llenaban de favores, unos íntimos y personales, otros materiales y banales. Así iban pasando los años y todo parecía ir más o menos bien, y todos parecíamos más o menos satisfechos.

Imagen de una de las salas de la Fundación Canal
  Un buen día pasó por mi pozo una mujer, que no era de aquel lugar, de la que me quedé perdidamente enamorado y que me hizo ver lo tremendamente equivocado que estaba en mi comportamiento. Me hizo entender lo inadecuado de mi actuación y el abuso al que estaba sometiendo a mis vecinos, con aquel medio trueque tan cruel, según decía.

  Ella y yo acabamos casándonos, ante la expectativa y la incertidumbre de los vecinos y vecinas, de qué es lo que pasaría con el agua del pozo. Yo, demostrando mi gran capacidad de sacrificio, me ofrecí para que todo siguiera igual, pero mi mujer, en un acto que la dignificaba, se negó en rotundo, e hizo que pusiéramos el pozo a su nombre, para así, eximirme a mí de toda culpa de lo que pasara con el agua de aquel maravilloso pozo.

  Lo que ocurrió después no se lo contaré, pero sí les diré que yo ya no tengo pozo, ni mujer, ni vecinos, ni vecinas.

07 abril 2016

Plaza de Isabel II

  Esta plaza se encuentra al final de la calle Arenal y dándole la espalda el Teatro Real. Y no voy a hablar ni de Isabel II, ni de la calle Arenal, ni del Teatro Real, que por cierto, en 2017 cumple 200 años, ni del resto de calles que confluyen en ella, ni siquiera mencionaré que esta plaza es más conocida como plaza de Ópera.

  
  Voy a hablar de que esta plaza demuestra que está claro que en Madrid hay alguien que no quiere que, en ningún caso, nos sentemos y estemos cómodos en la mayoría de plazas de esta ciudad, a esto hay que añadir, que debido a la total ausencia de sombras en la plaza, pasar por ella en pleno verano sea un auténtico suplicio, por lo que es imposible permanecer mucho tiempo en el intento, hay que cruzarla a toda velocidad, es decir, nos convierte en el ciudadano perfecto, que nunca se detiene y molesta poco.

  Otro hecho destacable viendo esta plaza, como tantas otras en Madrid, es la poca o nula influencia que tienen en esta ciudad los diseñadores de parques y jardines, y la gloria y el dinero que se deben de llevar los fabricantes de cemento y granito.

  Y hablando de granito me viene a la cabeza la triste historia reciente de un pueblo situado en cualquier lugar de España. En ese pueblo, existía la leyenda de que en la más alta de sus montañas (tenía dos) había enterrada una campana de oro desde la época en que los romanos eran dueños de prácticamente todo el territorio nacional. La gente convivía con esa leyenda de manera natural y era bonito escuchar a los viejos del lugar contar historias, traspasadas de generación en generación, en las que parecía inverosímil que allí no hubiera realmente una campana de oro enterrada.

  En uno de esos momentos en que nos creemos los amos del mundo, doce jóvenes de los trece del pueblo, envalentonados por el saber que les confería no haber salido nunca de allí, y embriagados por el conocimiento adquirido a través de innumerables Dyc-cola, un buen día, se armaron de picos y palas, y enfilaron hacia la montaña, viendo que allí estaba su oportunidad y no querían dejarla escapar.

  Ese primer día lo pasaron bien, se llevaron un par de hogazas de pan, jamón chorizo y abundante vino y cervezas, apenas excavaron tres metros cúbicos, y evidentemente no encontraron nada, pero se rieron una barbaridad. Los siguientes días también se mostraban entusiasmados, máxime cuando una tarde encontraron una moneda que creyeron tenía unos cuantos siglos de antigüedad.  Eufóricos corrieron al pueblo a contar su hallazgo y la euforia también se apoderó de todos los habitantes de aquel lugar, que vieron en ese hallazgo la prueba irrefutable de que ciertamente la campana de oro estaría allí, con lo que el pueblo entero, 119 habitantes de los 120 del mismo, se involucró en la excavación de la montaña.

Os dejo otra foto para ir amenizando el relato, con el edificio
del Teatro Real casi en primer plano
 A una famosa constructora le compraron buldóceres, excavadoras, retroexcavadoras y camiones de gran tonelaje, y  por supuesto, se empeñaron hasta las cejas, pero con unos intereses dignos de admiración que les dio un no menos famoso banco.

  Dos meses después no había ni rastro de la campana, ni de la montaña, allí sólo quedaban montones de tierra y piedras, esparcidos por las tres mil hectáreas en las que solían pastorear y cultivar diversos cereales. Los restos de la montaña sepultaron granjas y huertos. El núcleo urbano era un espacio rodeado de escombros, ruina, miseria y deudas. El único habitante que no participó en aquel auténtico desastre se tuvo que largar a cien kilómetros de distancia. El resto tuvo que hacer frente a todas las deudas que tenían. La famosa constructora, avalada por el no menos famoso banco, compró todo aquel amasijo de naturaleza muerta, compró el pueblo y las deudas de todos ellos, a condición de que trabajaran de sol a sol  por alojamiento y comida. Todos aceptaron, la famosa constructora y el no menos famoso banco siguen forrándose, y Madrid está repleta de plazas llenas de cemento.

Nota: Que me perdone Isabel II en particular y la realeza en general, por no hablar de ellos en este post, pero prometo que en la siguiente entrada, que haga desde Panamá, intentaré compensarles.

05 abril 2016

Plaza de Tirso de Molina

  Aquí tenemos la Plaza de Tirso de Molina, una plaza bien diferenciada en dos partes, por un lado, un colorido mini mercado de flores y por el otro al bueno de Tirso, triste y aislado encima de su pedestal.

  Esta plaza es una de las fronteras del barrio de Lavapiés, un barrio lleno de historia y de abandono, un barrio que aparecía en las guías, que algunas universidades norteamericanas daban a sus alumnos, estudiando temporalmente en Madrid, como un barrio totalmente inseguro y peligroso, y como contrapartida, les recomendaba visitar un restaurante chino, que creo que estaba en la calle Jesús y María, que era un auténtico desastre.

  Volviendo a la plaza, ahí está el bueno de Tirso sustituyendo en su pedestal a Juan Álvarez Mendizábal, antiguo inquilino del pedestal y de la plaza, de anterior nombre Plaza del Progreso. La idea del cambio fue de la desagradable dictadura franquista que tuvimos por aquí durante más cuarenta años, a nadie consultaron, lo realizaron en un pispás, como tantas otras cosas mucho más graves que hicieron, sin miramiento,  sin ningún tipo de vergüenza y con total impunidad y alevosía. Hoy llevamos más de treinta años intentando cambiar simbología franquista y reparar todos los males en que incurrieron él y toda su banda, y parece que todavía tenemos miedo y hay que pedir permiso para hacerlo, vaya panda de inútiles que somos. 

31 marzo 2016

Madrid in Blue

  Madrid in blue no es nada, miento, es el título de este post y he elegido este título por los significados que puede tener esta palabra en inglés (reconozco que no he sido capaz de encontrar una palabra en castellano para sustituirla). Blue, porque he colocado aquí dos fotos de Madrid viradas en azul, y Blue, por la tristeza que genera ver determinadas cosa que se mueven por esta ciudad y por lo tristemente breve que será esta entrada, menos mal que por lo menos hay dos fotos que merecen la pena, pienso, y por dos motivos diferentes, pienso otra vez.



  Esta ciudad tiene muchos colores pero a veces no los vemos, por eso, lo mejor es definirlos con la mayor claridad posible para que no haya la menor duda, y yo no quiero, que al ritmo que llevamos, el “monumento” más visitado de Madrid sea la nueva tienda Primark de la Gran Vía.

28 marzo 2016

Monumento a la Constitución de 1978

 Un Teseracto de mármol de Macael es el homenaje de Madrid a la Constitución de 1978. Esta frase parecería pura ficción si no estuviera el pueblo almeriense de Macael y Madrid de por medio, aunque si uno visita las canteras de mármol, tampoco diría muy alto que está en este mundo.

  Monumento enclavado en el Paseo de la Castellana al ladito de la Plaza de San Juan de la Cruz, en un espacio que medio comparte con el museo de Ciencias Naturales, la Escuela Superior de Ingenieros Industriales y un chiringuito con una formidable terraza.

  Una de las definiciones para la figura geométrica denominada Teseracto o hipercubo, parece hecha para la propia Constitución, "una figura desplazada en el tiempo". Miguel Ángel Ruiz-Larrea fue el arquitecto que lo construyó, y tampoco estuvo muy alejado de críticas y acusaciones de plagio.

  En definitiva, yo pienso que en ese espacio compartido lo único que se salva es el chiringuito, lo demás, Constitución, Educación y Ciencias Naturales, debería ser totalmente revisado. 

05 marzo 2016

Paseo de la Castellana

  Este “paseo”, si no fuera por la cantidad de tráfico que soporta, sería de los paseos más bonitos e interesantes que hacer por Madrid, donde guiñando un ojo se pueden encontrar un buen puñado de imágenes que merecen la pena plasmar, como esta que propongo ahora (en siguientes post ya iré colgando más) en la que se aprecia como el vigilante divino siempre está presente aun en la distancia, aunque a nivel financiero hace grandes excepciones. 

  No sé exactamente el número del Paseo en que está tomada, pero sí sé que está cerca de la Glorieta de Emilio Castelar, interesante personaje, de la segunda mitad del siglo XIX, y gran orador, según cuentan, algo realmente que se echa en falta en estos días.

  La imagen tampoco está muy lejos de la embajada USA, cuna así mismo de grandes oradores, pero estos de otro tipo, siempre intentando convencernos de que existe un mal, contrario al bien que ellos representan, y al que hay que combatir. Yo hay cosas de los norteamericanos que admiro, pero hay otras que no dejan de sorprenderme y es que desde los orígenes de su reciente historia siempre han estado buscando y encontrando al malo de la película. Primero los encontraron dentro de su propia casa, pero de diferente raza, una vez acabado con ellos, buscaron a los malos entre sus propios congéneres con parecido resultado a los de diferente raza, salvo que a estos no les encerraron en ninguna reserva. Ya limpia la casa de malvados, empezaron a buscarlos por los alrededores, encontrando unos cuantos, entre ellos los españoles, asentados en una paradisiaca isla y a los que no se nos ocurrió otra cosa mejor, que “hundir” su “buque insignia” el acorazado Maine, para pasar a engrosar las filas de los malos, malísimos y con idéntico resultado que los anteriores, expulsados de la paradisiacas islas, menos mal que a ellos les pasó lo mismo, más de medio siglo después, para que la isla volviera a pertenecer a sus verdaderos propietarios. Y así siguen ellos hoy en día, los malos van cambiando pero los buenos siguen siendo los mismos y el discurso no evoluciona.

29 febrero 2016

Palacio de Linares


  Este palacio es ahora la sede de la institución Casa de América, ubicada en la Plaza de Cibeles, institución que se dedica principalmente a divulgar los nexos de unión con el continente americano, especialmente con la parte iberoamericana.  El Palacio de Linares tuvo sus momentos de esplendor y otros de no tanto esplendor, aparte de ser escenario de la película Patrimonio Nacional de Berlanga. Estás fotos corresponden al momento en que su esplendor no era muy notable, y las pongo, no porque me guste realmente lo desastroso en que se encontraba el edificio antes de 1990, sino porque fotos para ver su estado actual, podéis ver unas cuantas en internet, incluso mejor, podéis acercaros a verlo y contemplarlo en directo, además de asistir a las conferencias, exposiciones y proyecciones que allí se celebran.

  Las fotos pertenecen al jardín que hay en la parte posterior del Palacio, ahora totalmente rehabilitado y espacio utilizado para una maravillosa terraza cuando el tiempo y la autoridad lo permiten.

  Ahora tengo la duda de si contar una historia que esté relacionada con un Palacio, con Linares, con América o con la autoridad, y el problema es que no tengo tanta imaginación como para hacer un relato en el que estén presentes los cuatro elementos, así que creo que lo mejor es dejaros que disfrutéis de este par de fotografías y cuando se me ocurra algo lo cuento, y como también hay por ahí un quinto elemento, el tiempo, y que por cierto es un elemento muy recurrente, sobre todo para un ppolítico que dice poco y molesta mucho, os diré que hoy en Madrid, 29 de Febrero de 2016, a las 14:24, el tiempo es soleado y la temperatura en el exterior  es de aproximadamente unos 12ºC, perfecto para darse un buen paseo, sic "fin de la cita". 

19 febrero 2016

Calle de la Morería

  Esta calle se encuentra en lo que se denomina el viejo Madrid, imagino porque será de los barrios más antiguos de la ciudad, prueba de ello es que allí vivieron mozárabes y después mudéjares y ahora vive el que puede, el que quiere o el que no tiene más remedio. El caso es que las vistas desde la parte alta de esta calle, son espectaculares y abiertas, llegando a divisarse perfectamente la sierra de Madrid.

Viaducto calle Bailen
  Yo he elegido esta foto porque me gusta y se ve el viaducto de Bailén o de la calle Segovia, nunca he sabido realmente que nombre tiene el viaducto, si el de la calle de arriba, que lo atraviesa, o el de la de abajo, que lo cruza. El caso es que así me ahorro un post, hablo de la calle Morería y saco una foto del viaducto de…, llámenle como quieran. También es cierto que esta calle en su parte alta, no tiene mucho que fotografiar, unas fachadas de lo más normal y eso sí, y repito, unas espectaculares vistas. Yo siempre he tenido la duda de qué es mejor, si vivir en una casa bonita, o que la bonita sea la de enfrente, ya sé que lo ideal sería que las dos lo fueran, pero si no, ¿qué elegirían? Yo por supuesto que lo fuera la de enfrente, que es la que vería más a menudo, la mía, salvo cuando entro por el portal, a penas la veo, a no ser que me tire todo el día colgado en la fachada, que no es el caso.

  Tanta parafernalia y todavía no he empezado lo que realmente quería contar de esta calle. Hace unos cuanto años, más de quince seguro, yo tenía el estudio de fotografía en esta misma calle, justo el portal contiguo y de mismo número, que el del Corral de la Morería, afamado tablao flamenco que debe de llevar allí más de cincuenta años.

  Cuando hice la fiesta de inauguración del estudio, entre los invitados estaba un artista Kurdo-Iraquí, con pinta de artista Kurdo-Iraquí. Él al recoger la invitación sólo se quedó con la parte en que decía fiesta y la dirección, Calle de la Morería 17. Cogió un taxi y al taxista le dijo que le llevará a la calle de la Morería 17, que iba a una fiesta. El taxista le llevó a esa dirección y se detuvo justo en frente de la puerta del tablao, el portero del Corral de la Morería al ir a abrir la puerta del taxi se fijo en el artista Kurdo-Iraquí con pinta de artista Kurdo-Iraquí y al verle, se dirigió directamente al taxista diciéndole que se lo llevara de allí, que le contara que había una fiesta privada y que el local estaba cerrado, cosa que así hizo el taxista, añadiendo que no se preocupara porque él le llevaría a otro lugar con igual o más tradición, el Café de Chinitas, no excesivamente lejos de allí. El artista Kurdo-Iraquí con pinta de tal, tras una ligera disputa con el taxista y el portero del Corral en la distancia, intentando por lo menos que le dejaran entrar para hablar personalmente conmigo, decidió que el taxista le llevara directamente a su casa, no sin antes tacharme de elitista y xenófobo de mierda.

  A los dos o tres días, cuando conseguí hablar con él por teléfono, yo me descojonaba de risa por el malentendido, pero no estoy muy seguro si a él le hizo mucha gracia.

  También, por cierto, comenté a los del tablao, que es un lujo un tanto presuntuoso, suponer que toda la gente que va a esa calle tiene que ir por necesidad a su afamado local, eso sin inmiscuirme en los criterios de selección respecto a quién entra y quién no.

13 febrero 2016

Plaza de la Cruz Verde

  Está plaza se encuentra situada al lado de la calle Segovia. No se me ha ocurrido otra foto mejor que esta, para ilustrar el texto sobre esta plaza, espero que este árbol de hojas intensamente verdes, y que debido a mis nulos conocimientos de botánica no sabría decir ni nombre ni género al que pertenece, haga olvidar el significado sangriento que tenía antiguamente una cruz pintada de verde incrustada en medio de una plaza.

  Obviando el nombre, este es otro bonito espacio dentro del Madrid de los Austrias, y punto de partida o destino final, de un bello paseo por las calles que desembocan en esta plaza, si puede ser de noche mejor, y si ya han cerrado todas las terrazas de los bares que pueblan los aledaños de la plaza, entonces es perfecto, eso sí, procuren ir lo más sereno posible, ya que con alguna que otra copa de más mantener el equilibrio y el buen sentido, por sus callejuelas empedradas con sus constantes tramos de escaleras y desniveles camuflados, es tarea harto complicada, prueba de ello fue la triste situación de una noche de invierno, camino de la madrugada, que acabó como el deseo nunca hubiera querido.

  Suelo mojado casi helado, después de una noche de mucho alcohol y sexo en espera, paseábamos por ese entorno casi de otro tiempo, mi amor de entonces Inés y yo, y en una de esas empedradas calles, yo tropecé y caí de bruces contra el suelo y la realidad, Inés siguió andando y hablando como si nada hubiera pasado, al cabo de un rato se dio cuenta de que yo ya no estaba a su lado, y al mirar atrás no pudo verme, ya que esas calles están repletas de revueltas, engaños y esquinas, que poco iluminadas y con exceso de alcohol en la sangre, hacen que se estrechen y se te echen encima intentando devorarte, engulléndote entre sus portales y balcones. Inés, desesperada, gritaba mi nombre y yo, al incorporarme, con igual desesperación el suyo, el eco, en el espacio cerrado y en el silencio de esa fría noche, hacia que los nombres resonaran por diversas direcciones, haciendo difícil elegir la dirección correcta. Después de varios intentos de encuentro y más de una bronca por parte de los vecinos, nuestros nombres callaron, nuestra búsqueda de encuentro terminó, a la par que el descansó de los vecinos comenzó y nuestros pasos separados, se dirigieron a la búsqueda de otro encuentro que la noche, casi día, nos deparara. 

08 febrero 2016

Plaza de Olavide

  Esta plaza está en pleno barrio de Chamberí, para mí el mejor barrio de Madrid, por muchos motivos que no explicaré aquí y ahora. La plaza lo tiene todo, no en muy amplias dimensiones, pero tiene espacios para todos los gustos, te puedes tomar unas cañas y unas raciones en cualquiera de sus innumerables terrazas mientras ves a tu crio jugar en el miniparque, al abuelo hacerse unos ejercicios de tabla y al perro darse un par de alegrías, todo un completo y de un solo vistazo y sin hablar de todas las calles y locales que hay cerca de la plaza, que también merecerían un comentario, pero eso será en otro momento.

  Una mañana, sentado en la terraza de uno de sus bares con mi amigo Tomás, nos pasó un hecho curioso. Habíamos pedido unos dobles de cerveza y unos pinchos de tortilla con pimientos, lo extraño fue que nos trajeron primero las raciones y no las cervezas, cosa que no es nada normal, porque suele ser al contrario, primero te traen las cervezas y casi a la segunda ronda las raciones, puro negocio vamos, pero esta vez no fue así.

  En nuestra mesa los pinchos de tortilla con sus pimientos y nada de beber,  se acercan dos chicas, que con la excusa de que no había ninguna mesa libre nos preguntan si se podían sentar con nosotros  e invitarlas a tomar algo, yo, que entre que soy un poco caballero y que las chicas eran una auténtica preciosidad, rápidamente iba a decir que por supuesto sería un placer invitarlas, pero mi amigo Tomás, mucho más hábil en estas artes, se anticipó y dijo una frase que me dejó perplejo, pero que tuvo un gran efecto. Les dijo, y cito palabras textuales, “como podéis ver, en nuestra mesa sólo hay papeo porque no tenemos pasta para la priva, si queréis compartir las tortillas bien, si no, vosotras mismas”. Las chicas se lo pensaron un segundo, pero les debimos parecer graciosos y se sentaron con nosotros, diciendo que las cervezas ya las pagaban ellas. Lo que pasó después... eso es otra historia.

05 febrero 2016

Catedral de la Almudena

  La Catedral de la Almudena, como muy bien indica su nombre es la catedral de Madrid, no me pregunten ustedes porqué, porque no lo sé, iglesias con más tradición y más bonitas que esta hay unas cuantas en Madrid, pero seguro que tiene que ver también con tema de moros y cristianos, así que mejor pregunten ustedes al obispado, que ellos sabrán el por qué y les darán más detalles sobre este templo.

  Debido a mis creencias religiosas, aún en busca y captura, esto es lo más próximo que me permite el cuerpo acercarme a esta iglesia para sacar una fotografía que acredite que se trata de la citada catedral, que para mí representa una de las etapas más rancias del catolicismo que hemos vivido en este país, con la presidencia del arzobispo Rouco Varela y la presencia en sus muros de pinturas y vidrieras de Kiko Argüello, más conocido por ser fundador de una supuesta secta radical, que por sus virtudes artísticas.

  Mi prima María, que es muy devota y muy de izquierdas, fue a confesarse un día y preguntó al cura si era pecado ser católica y de izquierdas, el cura, no muy convencido, le dijo que no, pero que procurara no acercarse mucho a las doctrinas marxistas, porque ahí sí que podría estar en el límite de la pena y que existen otras opciones políticas, mucho más acordes con el mandamiento de Dios y de la Iglesia, en las que podía pensar. Mi prima lo pensó, y pensó que era más necesario llenar la barriga de un pobre, que la barriga de un obispo. Ahora está en una misión seglar en Mozambique y ya no tiene que confesarse más.

25 enero 2016

Plaza Conde de Barajas

  La plaza Conde de Barajas (no sé si ahora habrán cambiado el nombre por plaza Adolfo Suárez, vaya chiste más malo) en pleno corazón del Madrid de los Austrias, es el Montmartre madrileño, aunque podríamos decir que es el aprendiz, porque todavía no tiene ni su raíz ni su costumbre, pero ahí están sus pintores (no en la foto, claro), eso sí, sólo están los domingos, porque a diario o tienen otra faena o el ayuntamiento no les deja, siento no dar más información pero es que no estoy muy enterado al respecto, algún domingo que pase por allí lo pregunto.

  Esta es un de las plazas más bonitas y tranquilas de Madrid, de las pocas en las que todavía se respira un cierto aire de capital forjada a capa, pluma y espada. Plaza por la que todavía podríamos imaginar a Lope o Calderón en busca de alguna falda con un pico pardo adherido en su parte inferior, más a Lope que Calderón, este sería más de buscar alguna iglesia cercana donde poder rezar.

  Y hablando de picos pardos, un día estaba sentado en una terraza de esta plaza tomando unas cervezas con mi amiga Verónica, una amiga que en su día fue prostituta, pero que ya no lo era y ya no lo es, e incluso hasta se ha olvidado que algún día lo fue. A dos mesas de nosotros estaba una pareja, mujer y hombre, tomándose unos vinos. Verónica no dejaba de mirar al caballero y cuanto más le miraba, más nerviosa se ponía, él la miraba también, pero de manera más disimulada.

  La pareja de los vinos apenas se prestaba atención, estaban ahí como podían estar en cualquier otro sitio, en cualquier otro tiempo o con cualquier otra persona, si no fuera porque de vez en cuando cogían la copa de vino y se la acercaban a los labios, se podría decir que estaban posando para algún pintor figurativo, para los que cualquier movimiento o gesto de los retratados está absolutamente prohibido.

  Verónica conocía de algo a aquel hombre sentado con aquella mujer, ya lo había repetido dieciséis veces en el último cuarto de hora, le daba vueltas a la cabeza sin llegar a saber de qué le conocía, a mí ya me cansaba un poco el tema y no se me ocurrió otra cosa que decirle que se levantara y se lo preguntara. Sin perder un segundo Verónica se levantó y se fue directa a la mesa de la inerte pareja, yo no escuchaba lo que hablaban, sólo veía al hombre gesticular negando con la cabeza, ella miraba de manera indiferente tanto a él como a Verónica y a mí de refilón, a los cinco minutos Verónica volvió tal como se había ido, sin saber quién coño era el tipo ese que le tenía tan intrigada y negaba conocerla.

  Al cabo de un rato, la señora compañera del señor de la mesa que estaban tomándose unos vinos y destino de todas las miradas e inquietudes en ese momento de Verónica, se levantó y se dirigió al interior del bar, cuando estuvo dentro, el hombre, como un resorte y demostrando una agilidad insospechada hasta ese instante, se dirigió hacia nosotros, se paró delante de nuestra mesa, enfurecido me miró y dijo que si no me gustaba lo que iba a oír que me jodiera, después mirando a Verónica le dijo que dejara ya de molestarle, que sí que se conocían y ella se debía acordar perfectamente de él, ya que sus habilidades en la cama eran difícil de olvidar, hacía algún tiempo fue cliente suyo, pero eso se había terminado, además nos contó que la señora sentada a su lado era su mujer desde hacía más de veinte años y de la que estaba tremendamente enamorado. Después de un corto silencio, preguntó a Verónica por qué ya no la veía por el club en el que trabajaba, nosotros nos echamos a reír y el hombre se fue, y se fue en dirección contraria a la mesa que ocupaba, dirección salida de la plaza. La mujer salió del bar y al no ver a su marido se dirigió hacia nosotros, en ese momento, el marido se debió de acordar de que en su huida se había olvidado algo y volvió a entrar en la plaza casi a la carrera. La señora lo vio y caminó hacia él, al pasar a nuestro lado nos deseo buenas tardes, nosotros también a ella.

18 enero 2016

Hospital Clínico San Carlos

  Y diréis que pinta un hospital en un blog sobre Madrid, bueno pues porque también es parte de esta ciudad y una parte importante, además de ocupar un gran espacio físico dentro de la misma, no sólo este hospital, si no los cinco o seis grandes hospitales diseminados por Madrid capital. No tengo el dato, pero estoy seguro que por aquí se mueve más gente a diario que por cualquier otro recinto cerrado de la ciudad.

  ¿Y por qué he elegido esta foto? Evidentemente porque tampoco era plan sacar una foto misma del hospital y esta es una vista de lo que se puede ver desde un ala de El Clínico, como se lo conoce popularmente. Lo que se ve en la foto es el abominable Faro de Madrid y el Museo de América, pero no quiero hablar de esto, quiero hablar del hospital y de parte de la gente que se mueve por él.

  Este hospital es la institución sanitaria más antigua de Madrid, pero tampoco voy a extenderme más en el tema, ni en el de su antigua ubicación, ahora un afamado centro de arte y ni mucho menos voy a comentar que en la época que España estaba dominaba por un perverso dictador bajito, de mala leche y con bigote, no, no es Aznar, era otro bastante más malo y más calvo, a lo que iba y de lo que tampoco iba extenderme mucho, es que este hospital, ahora público en su totalidad, salvo cuando algún trampachano se rompe la cadera y  tienen que hacer alguna excepción, estaba dividido en dos secciones, una de uso privado y otra de uso público, con dos entradas bien diferenciadas. La entrada privada, hoy se denomina entrada A, está dotada de una grandilocuencia y frialdad que dan miedo, es propia de la época en que se construyó, que debió ser a finales de los años sesenta,  y creo que la han debido retocar lo justo, debe de ser para que aún conserve ese tufo a rancio propio de tiempos pasados, que ni de coña fueron mejores. Las otras entradas, las de uso público de antaño, no merecen mucha mención, pero recordar, que ahora se puede entrar a este hospital por donde se quiera y mejor se sepa, y si es posible, mejor que no sea por urgencias.

  Después de toda esta parafernalia voy a hablar de lo que realmente quería al hacer este post, que es, ni más ni menos, hablar de la gran solidaridad y valor que poseen las personas mayores cuando se desenvuelven sobre todo en ámbitos de este tipo, sean pacientes o visitantes. Cuando estás ingresado, son los primeros en irte a ver, y aunque estés a punto de palmarla, ellos siempre han estado peor que tú y te consuelan diciendo que no te preocupes, que eso no es nada y se pasará. Si tienes que tomar siete pastillas diarias, ellos se toman catorce como si cualquier cosa y te dan consejo sobre cómo gestionar la ingesta diaria de pastillas sin que se te pase ninguna y llevar la administración de las mismas. Si los ingresados son ellos, cuando vas e verlos, lo primero que haces tú es excusarte por lo ocupado que estás, pones cara de póker, con mala jugada, e intentas irte lo antes posible, ellos, en su cama, te reciben con gran alegría por haberte acordado de ir a visitarles, y haberte acordado de que incluso algún día hasta te dieron de mamar,  además, te animan para que te vayas pronto, porque claro, estás tremendamente ocupado.

  En las salas de espera siempre te dan conversación y te aleccionan sobre el doctor o doctora que te va a tratar, cuando llega tu turno ya conoces perfectamente el diagnostico que te harán, también, por supuesto, estás totalmente informado del expediente clínico de tu compañera de asiento, digo compañera, porque suelen ser ellas las que dominan estos aspectos,  ellos suelen ser más discretos, se limitan a dedicarte un “yo estoy muy mal”, que no da mucha información pero acojona bastante.

  Otro punto que tienen a su favor, es que conocen de manera exacta cómo llegar hasta el hospital desde cualquier punto de la geografía madrileña, nunca se pierden y siempre están a la hora señalada en su consulta, incluso antes, por si tienen que aleccionar a los novatos sobre cualquier tema relacionado con los vericuetos de un gran hospital como este, del que por motivos naturales, son los más asiduos visitantes.

  Si algún día, por cualquier motivo, tenéis que circular por este hospital, o cualquier otro, acordaros de que ellos siempre saben y han vivido más que nosotros, hacerles caso, y otra cosa, que cada uno ponga la línea roja (ahora tan de moda) de quién es mayor y quién no lo es.


Nota: Dedicado a todas las personas mayores que habitan en Madrid, bueno… también a las que habitan en cualquier lugar del mundo.