31 enero 2017

Plaza de Santa Cruz

 No busquen ninguna cruz, ni santa ni pecadora, en esta plaza, porque no la hay. El nombre lo coge de la Iglesia de Santa Cruz, a unos pasos de allí o del Palacio de Santa Cruz, que preside  la plaza y que actualmente es sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

  Para no dar muchas pistas al enemigo de la ubicación del lugar, donde nuestro cuerpo diplomático desarrolla su ingente labor, no he querido sacar ninguna foto de la plaza, que tampoco es muy allá pese al lugar privilegiado en que se encuentra, y si una foto de la parte posterior del edificio del Ministerio en cuestión, en la calle Concepción Jerónima. En la foto, hay un detalle curioso de observar,  las dos veletas, situadas en la parte superior de ambas torres,  señalando cada una en una dirección diferente, la que más convenga, independientemente de la dirección real en que el viento sople. Imagino, que esto será para despistar a los numerosos espías que pulan por allí y que no tengan ni idea de la dirección en que se mueve nuestra diplomacia, espero que esto no sirva también para despistar a nuestro señor ministro y no sepa que rumbo tomar.



  De esta plaza, utilizada desde tiempos de Felipe II como espacio donde vender diferentes tipos de mercancías dependiendo de la época en que nos encontráramos, poca cosa cabe destacar, salvo los paseos que podemos dar por las calles aledañas y las diferentes entradas a la Plaza Mayor. Pónganse coloraos, cámara al hombro, sonrisa fija, mirada de interés y conocimiento, en su defecto de asombro, sigan a alguien con un palo de colorines en alto, y pasaran desapercibidos. De otro modo les miraran raro por esos lugares.

  Por cierto, como yo perdí a la del palo, paseando por la plaza en busca de alguna foto que poder mostrar, escuché una interesante conversación a los guardias de guardia en la puerta del Ministerio, que me hizo recordar. 



  Hablaban de un asesinato detrás de la Puerta de Alcalá, comentaban que no se había hecho público porque se trataba de un importante personaje, un famoso presidente constructor de un, no menos famoso, club de fútbol de la capital. Y no saquen conjeturas, como yo, sobre el personaje en cuestión, porque el Puerta Bonita, famoso club de fútbol de la capital, lo mismo también está presidido por un constructor. Tendré que darme más paseos por allí, a ver si obtengo más datos y les voy informando.

25 enero 2017

Plaza de Colón

  A ¿nuestro? más insigne descubridor le honramos con una plaza en la que, una vez más, el cemento es el protagonista, pero esta vez, con más cachondeo aún, añadimos a la plaza un lugar denominado los Jardines del Descubrimiento y la verdad es que hay que echarle imaginación, por no decir otra cosa, para llamar Jardín al espacio que quedaría a la derecha de la fotografía y que no sale en ella por vergüenza. Vayan ustedes allí y “descubran” lo que para los madrileños es un jardín, una auténtica pena.

  La Plaza de Colón, un lugar que debería de ser “cruce de caminos y crisol de razas”, jaja, se convierte diariamente en tremendo atasco, propiciado por las confluencias y salidas de las calles Génova, Goya, Serrano y Jorge Juan, y los paseos de Recoletos y La Castellana, por lo que pasear por allí no es nada aconsejable, a no ser que se dirijan al Centro de Arte Fernando Fernán Gómez, justo debajo de los “bucólicos” Jardines del Descubrimiento. Mejor paseen por los bulevares de Recoletos, que aunque también se encontraran coches a diestro y siniestro (ya me vale utilizar estos términos) a pocos pasos entre tanto vehículo podrán atisbar la Biblioteca Nacional y a su espalda el Museo Arqueológico, también Nacional, por supuesto, no olviden ustedes que estamos en la Plaza de Colón y de lo nacional hay que hacer bandera, y para que la vean bien, allí hay una bien grande, qué no sé si libre. Y si se fijan con atención, a unos pasos de la plaza también pueden encontrar, entre sombras, una escultura dedicada a Valle-Inclán.   

  Para finalizar y sin entrar en polémicas sobre ¿nuestro? ilustre descubridor y lo que conllevó su descubrimiento, les dejo aquí una frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.

17 enero 2017

Parque del Retiro


Palacio de Cristal

  Poco puedo aportar a este famoso parque madrileño, ni en texto ni en imágenes, de lo ya escrito y fotografiado, pero como he decido publicar una entrada con este título, algo tendré que inventar, sobre todo en cuanto al texto, porque las imágenes son las que son, las que seguramente habrán visto mil veces y, como mi capacidad creativa es limitada y no tengo dron que me acompañe, me tengo que conformar con lo que uno de mis ojos, mi dedo índice de la mano derecha y mi pequeña Lumix que siempre llevo en el bolsillo, les dé por hacer.
Fuente del Ángel Caído

  Viendo este jardín, jardín perteneciente a un palacio que se hizo construir Felipe IV, el Palacio del Buen Retiro y del que creo que solo quedan un par de edificios, no es de extrañar la cantidad de hijos, más de cuarenta entre legítimos y bastardos, que tuvo este promiscuo Rey, promiscuidad “supuestamente” heredada y puesta en práctica, by the face, más adelante por algún que otro monarca actual y aunque de diferente linaje, no por ello desemparentados.

  Tener un jardín bonito siempre es motivo de placer. Antaño, imagino, entre tanto ropaje y tan poco baño, los efluvios corporales debían de ser tremendos y nada mejor que rodearse de jazmín, lilas, rosas y demás flores y plantas olorosas, para que el acto amoroso se convirtiera en gozo y no en cruzada. Y aunque imagino, y ya van dos imaginaciones en un mismo párrafo, que no engendró a todos sus vástagos en dicho espacio, sí pienso que el entorno ayudaría a despertar las ansias amorosas de tan fértil Rey, y a las damas sucumbir a sus encantos, a los encantos del jardín, no del Rey. Un Rey, por otra parte, amante del arte, amante del sexo y no sé si también amante del amor, de la guerra sí, y creo que la mayoría las perdió.

Monumento a Alfonso XII (cuando terminen las obras cambio la imagen)
  También he de suponer, por no emplear de nuevo la palabra imaginar, que el Rey que nos ocupa en esta historia, pensara en la creación de este parque para el uso y disfrute de su innumerable prole, y que asesorado por su principal influencer de la época, el conde-duque de Olivares, creara esta zona para evitar el escándalo de tanto niño suelto por palacio. Espacio suficiente donde jugar sin molestar, espacio suficiente para ni ser vistos ni oídos.

  
  El Parque del Retiro fue abierto al público en general y a los madrileños en particular en 1767, cuando los hijos, y los hijos de los nietos del monarca en cuestión, se hartaron ya de jugar en él. Y como no podía ser de otra manera, el encargado de tal apertura fue Carlos III, como quien dice, el mejor Alcalde el Rey, con permiso del profesor Tierno Galván, por supuesto.
Detalle de la fuente de las Ninfas

  Hoy este espacio sigue ocupado por niños, no sé si descendientes del Rey o no. Ocupado por música, títeres, esculturas vivas y de piedra, fuentes, palacios de cristal y de ladrillo. Kioscos fríos que sirven cerveza caliente y paellas de plástico. En junio la Feria del Libro. Jardineros, policía, en coche, a pie y a caballo, papeleras y aseos públicos. Paseos, farolas, bancos, árboles, ardillas, estanques, cisnes, patos y perros. El Bosque del Recuerdo. Espacio que hoy también ocupan andantes, remeros, ciclistas, patinadores y, sobre todo, selfies, muchos selfies.

08 enero 2017

Puerta de Alcalá


   Imperdonable que después de más de un año con este blog, todavía no tenga una entrada de este monumento emblema de emblemas de Madrid. Pero es que no tengo especial cariño a las puertas y mucho menos a los arcos triunfales, aun siendo este el más antiguo de Europa, excluyendo por supuesto a los del Imperio Romano.

  Bien, aquí estoy escribiendo sobre la puerta de Alcalá, esperando a que se me ocurra algo relacionado con ella y su entorno, y no quiero caer en la tentación de empezar a decir que está situada en la plaza de la Independencia, atravesada por la callé Alcalá, como no podía ser de otra manera e inicio de la calles Serrano y Alfonso XII. Al lado del Parque del Retiro y construida por orden de Carlos III allá por el siglo XVIII. Tampoco quiero decir que antes de esta puerta, en ese mismo espacio, hubo otras, pero hoy está esta y como no quiero decir nada de lo que he dicho anteriormente, mejor contaré lo que esta puerta ve y no dice.
Iglesia de San Manuel y San Benito
  
  La Puerta de Alcalá ve como a sus espaldas se tiñe el cielo de rojo, un cadáver yace en la acera frente a la parroquia  San Manuel y San Benito, en el número 83 de la calle de Alcalá. Cuatro personas dando patadas al muerto para comprobar si realmente está muerto o se lo hace, al cabo de cinco minutos dándole patadas, y con un corrillo a su alrededor de turistas haciendo fotos, vecinas y vecinos que salen de misa y runners que acaban su sesión de running por el Retiro, deciden que el muerto está realmente muerto y llaman a la policía. La policía llega, ve la escena, hace unas cuantas preguntas a los allí reunidos y a los de negocios cercanos. Nadie sabe nada y nadie ha visto nada. La policía requisa las cámaras de fotos de los allí presentes ante las protestas de estos, pide que se dispersen todos menos los cuatro de las patadas, y decide llamar a una ambulancia. Aparecen los de la ambulancia y comprueban que el muerto está realmente muerto, tiene un cuchillo clavado en el corazón, se lo comunica a la policía, la policía llama al juez de guardia. La policía detiene a los cuatro que estaban dando patadas al cadáver. Se presenta por fin el juez de guardia con un par de policías judiciales, la policía científica y un médico forense, todos certifican que el muerto está muerto y que tiene un cuchillo clavado en el corazón, lo que probablemente le ocasiono la muerte hace apenas una hora, es decir aproximadamente a las 17:00. Es cinco de enero, todavía no ha empezado la cabalgata de Reyes, que precisamente pasa cerca de allí. Todos tienen prisa, hacen unas fotos, llaman a un furgón mortuorio que recoge el cadáver y se van.

  Al día siguiente, 6 de enero, los telediarios abren con la noticia de lo buenos que han sido los niños este año y la cantidad de regalos que han recibido, consejos para los padres de cómo descambiar los suyos. El Rey celebra la Pascua Militar, discurso, canapés y bebidas, todos felices. Ninguna referencia al muerto.

  Día 7 de enero, los telediarios abren las noticas con consejos para adelgazar después de los excesos navideños, también vuelven a emitir las entrevistas sobre los agraciados con el sorteo del niño, todos los entrevistados sabían que este año sí que les iba a tocar. Comienzan las rebajas. Anuncios para coleccionar mil y una cosa para no sentirnos vacios y abatidos después de estas fiestas. También consejos para que nuestra mente no se vea afectada después de tanto cachondeo. Ni una línea sobre el muerto.

  Día 8 de enero, todavía no he visto las noticias, pero dudo que hagan alguna mención sobre el muerto de detrás de la Puerta de Alcalá.
 
Nota: Si el caso avanza se lo iré comunicando.