Esta calle se encuentra en lo que se denomina el viejo
Madrid, imagino porque será de los barrios más antiguos de la ciudad, prueba de
ello es que allí vivieron mozárabes y después mudéjares y ahora vive el que
puede, el que quiere o el que no tiene más remedio. El caso es que las vistas
desde la parte alta de esta calle, son espectaculares y abiertas, llegando a
divisarse perfectamente la sierra de Madrid.
Viaducto calle Bailen |
Yo he elegido esta foto porque me gusta y se ve el viaducto
de Bailén o de la calle Segovia, nunca he sabido realmente que nombre tiene el
viaducto, si el de la calle de arriba, que lo atraviesa, o el de la de abajo,
que lo cruza. El caso es que así me ahorro un post, hablo de la calle Morería y
saco una foto del viaducto de…, llámenle como quieran. También es cierto que
esta calle en su parte alta, no tiene mucho que fotografiar, unas fachadas de
lo más normal y eso sí, y repito, unas espectaculares vistas. Yo siempre he
tenido la duda de qué es mejor, si vivir en una casa bonita, o que la bonita
sea la de enfrente, ya sé que lo ideal sería que las dos lo fueran, pero si no,
¿qué elegirían? Yo por supuesto que lo fuera la de enfrente, que es la que
vería más a menudo, la mía, salvo cuando entro por el portal, a penas la veo, a
no ser que me tire todo el día colgado en la fachada, que no es el caso.
Tanta parafernalia y todavía no he empezado lo que realmente
quería contar de esta calle. Hace unos cuanto años, más de quince seguro, yo
tenía el estudio de fotografía en esta misma calle, justo el portal contiguo y
de mismo número, que el del Corral de la Morería, afamado tablao flamenco que
debe de llevar allí más de cincuenta años.
Cuando hice la fiesta de inauguración del estudio, entre los
invitados estaba un artista Kurdo-Iraquí, con pinta de artista Kurdo-Iraquí. Él
al recoger la invitación sólo se quedó con la parte en que decía fiesta y la
dirección, Calle de la Morería 17. Cogió un taxi y al taxista le dijo que le
llevará a la calle de la Morería 17, que iba a una fiesta. El taxista le llevó
a esa dirección y se detuvo justo en frente de la puerta del tablao, el portero
del Corral de la Morería al ir a abrir la puerta del taxi se fijo en el artista
Kurdo-Iraquí con pinta de artista Kurdo-Iraquí y al verle, se dirigió
directamente al taxista diciéndole que se lo llevara de allí, que le contara
que había una fiesta privada y que el local estaba cerrado, cosa que así hizo
el taxista, añadiendo que no se preocupara porque él le llevaría a otro lugar
con igual o más tradición, el Café de Chinitas, no excesivamente lejos de allí.
El artista Kurdo-Iraquí con pinta de tal, tras una ligera disputa con el
taxista y el portero del Corral en la distancia, intentando por lo menos que le dejaran
entrar para hablar personalmente conmigo, decidió que el taxista le llevara
directamente a su casa, no sin antes tacharme de elitista y xenófobo de mierda.
A los dos o tres días, cuando conseguí hablar con él por
teléfono, yo me descojonaba de risa por el malentendido, pero no estoy muy
seguro si a él le hizo mucha gracia.
También,
por cierto, comenté a los del tablao, que es un lujo un tanto presuntuoso,
suponer que toda la gente que va a esa calle tiene que ir por necesidad a su
afamado local, eso sin inmiscuirme en los criterios de selección respecto a
quién entra y quién no.
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