No sé a quién de los dos le falta la espada, si es que es
una espada lo que sostienen, si a Daoíz o a Velarde, supuestos líderes del
levantamiento popular contra los franceses en 1808 más o menos, el caso es que
este es un fiel reflejo de lo que pasa en Madrid, que parece que siempre falta
algo, y la gente lo busca pero la mirada se pierde.
La Plaza del Dos de Mayo, está en el barrio de Malasaña, un
barrio que podía ser reflejo de ideas, bohemia, música, arte, cultura, espacios
abiertos, espacios cerrados, todos teniendo un encanto especial, en su día
algunos lo tuvieron, pero ahora casi ninguno lo tiene, por no hablar de calles
y rincones, sucios y feos, que paradójicamente algunos definen como auténticos,
yo no veo ninguna autenticidad en una meada en una esquina y tres litronas
rotas en la otra. Sinceramente, con lo bonito que podía ser este
barrio con una manita de pintura, no entiendo como lo tienen tan dejado, pero incluso así, merece la pena tomarse unas cervezas, un café o algún que otro whisky por allí.
Cuando
mi madre se cabrea conmigo dice que soy como el ungüento amarillo, que para
todo se aplica pero para nada sirve, y en realidad así es un poco Madrid, que
le falta un poco de definición en muchos de sus barrios tradicionales, como los
de Malasaña, Vallecas, el barrio de las letras, el de los Austrias, Lavapiés, y
algún que otro más, que creo necesitan un poco más de esencia y sustancia, que no se queden sólo en literatura, falta
algo que realmente les haga únicos e irrenunciables, algo, que cuando pasees
por sus calles sientas que te pertenecen, que has nacido y crecido en esas
calles, no sé… algo que te haga sentir interiormente que esta es tu ciudad, mi
ciudad y que estás unido a ella. Barrios cuidados y vivos que tienen las diferentes ciudades europeas
que se precian de serlo y nombro algunos, Barrio Latino, Montmartre, Mitte,
Soho, Covent Garden, Trastevere, Jordaan, por mencionar los más conocidos, si estoy equivocado ustedes me corregirán. No
cito barrios de ciudades españolas porque las comparaciones cercanas son más
odiosas aún si cabe.
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