Este post es muy cortito, simplemente un apunte a lo que decía en la
entrada del pasado día 13, en la que mencionaba que en estos días no sabía a
que olía exactamente cuando se paseaba por allí, pues bien, esta mañana he
vuelto a estar en esta plaza y he de confirmar que el olor a podrido había
vuelto, era intenso, penetrante y extensivo, es más, diría que hasta en Murcia
podrían olerlo, y no, el olor no era debido al polvo sahariano en suspensión.
23 febrero 2017
13 febrero 2017
Plaza de Oriente
Si son ustedes republicanos auténticos no se acerquen por
esta plaza, aquí todo huele a realeza, bueno, mejor dicho olía a realeza hasta
que, a partir de 1939, empezó a oler a podrido, después, sobre 1975, el olor se
fue moderando y ahora huele, pues no sé exactamente a qué huele…En cualquier
caso, siempre olía a Poder, ahora ya no, ahora el Poder está en las entidades
financieras y aquí no hay ninguna, por lo que tendremos que ir a sublevarnos a
otro lugar. Como decía Foucault, siempre hay que rebelarse contra el Poder, y no
quiero entrar en discusión sobre la diferencia entre sublevación y rebelión,
pero evidentemente siempre hay que estar haciendo algo contra el Poder, aunque
solo sea vigilarlo.
Volviendo
al olor, que no fragancia, monárquico de esta plaza, podemos ver allí el
Palacio Real y el Teatro Real, claro, todo Real, edificios que merecen mención
aparte y que presiden la plaza. En el centro, la estatua ecuestre de Felipe IV,
realizada por Pietro Tacca con la inestimable colaboración de Galileo Galilei
para dar estabilidad a la pieza. Alrededor, además de unas cuantas cafeterías,
con nombre también Real, por supuesto, una colección de estatuas de una
veintena de los más antiguos reyes españoles, incluidos cinco visigodos, todo
ello en un entorno ajardinado y abierto.
Como verán, todo un acontecimiento pasear por allí, todo pulcro e inmaculado, una maravilla que podemos disfrutar hoy. Lo que no sé, es lo que pensarían a los que les tiraron las casas, allá por el siglo XIX, para hacer esta plaza, ni siquiera sé si se sublevaron o se rebelaron, o simplemente asistieron callados y sumisos ante aquel derribo.
Como verán, todo un acontecimiento pasear por allí, todo pulcro e inmaculado, una maravilla que podemos disfrutar hoy. Lo que no sé, es lo que pensarían a los que les tiraron las casas, allá por el siglo XIX, para hacer esta plaza, ni siquiera sé si se sublevaron o se rebelaron, o simplemente asistieron callados y sumisos ante aquel derribo.
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